jueves, 10 de octubre de 2019

CONCURSO LITERARIO ETIEVAN, CATEGORÍA ENSEÑANZA BASICA 2019


Mención honrosa:
Magdalena Rodríguez

- “Creo que en realidad no existo”, estas fueron mis últimas palabras antes de convertirme en letras, oraciones y páginas. Hoy les contaré mi historia, bueno, en realidad la verdadera historia de mi historia. Cuando yo creía que era una niña mi vida era normal, prácticamente normal. Vivía con mi abuelo, el cual se hizo cargo de mí desde que mis padres se murieron, pero prefiero no hablar de eso. Lo único malo de vivir con él eran sus críticas hacia mí, sobre mis gustos y mi ropa. Él siempre me dijo que las mujeres deben usar rosado y los hombres azules; no tiene sentido, encuentro que uno puede usar lo que quiera.
La verdad es que yo era una chica diferente a las demás, todas jugaban a las muñecas y usaban falda, en cambio yo jugaba a la pelota y me vestía con ropa holgada y de colores oscuros, lo que se decía que era “de hombre” lo cual a mí no me molestaba.
Dentro de todo, la vida era tranquila, sin embargo, a veces, sentía que un algo o un alguien me manejaba, como si mi futuro estuviera escrito -sin darme cuenta-, decía cosas que yo no quería decir o hacer cosas que no quería hacer. Siempre pensé que así era la vida y yo debía adaptarme, pro no. Ayer me di cuenta que no existo, que soy un personaje literario y que mi vida es el deseo de otro. Ya no sé quién soy yo, solo letras, oraciones y páginas.
Fin.

Tercer lugar:     
Amalia Sasso, Sin Título

Una pequeña niña, muy poco curiosa, no salía de su casa, no le gustaba ni leer ni bailar, odiaba los colores y los animales. Ella vivía con su mamá y su papá los cuales siempre trataban de animarla y sacarla de su casa.
Un día la niña mientras estaba sentada en el sillón de su casa cambiando de canales, ya que a ella no le gustaba nada de lo que veía, escuchó un ruido. La niña no era asustadiza así que siguió con lo suyo hasta que de nuevo sonó el ruido. Ella se asomó a la cocina y vio un…un…un…un algo indescriptible, que se movía de un lado a otro.  Ella, sin asombrarse por la situación, llamó a sus papás, quienes estaban en la pieza, acostados, pero tuvo que subir a la pieza, pues sus papás no le respondieron. Muy tranquila y sin miedo alguno, llegó a la pieza y no vio a nadie: - ¿Qué raro, siempre están viendo la televisión?, Dijo ella. Por primera vez en su vida se asustó un poco y ese miedo comenzó a aumentar cada vez más mientras le quedaban menos lugres donde podían estar sus papás.
La niña supuso que debía salir de la casa. Cuando llegó a la calle vio que en las tiendas no había nadie y en las casas del vecindario no había ninguna persona. - ¡Qué terrible!, alguien respóndame, gritaba. Siguió corriendo, exhausta, buscando a alguna persona hasta que encontró una casa habitada. Su emoción era evidente. Pero al entrar vio al dueño caer y desaparecer como el viento avanza suave por la colina.
Fin.

Segundo lugar:
Gabriel Martínez, El ídolo

Es un muy buen cantante, lo sigo desde que tenía 3 años. Lo conozco gracias a mi papá, un fan desde su juventud. He ido a todos sus conciertos, pero, lamentablemente, nunca he logrado tener su autógrafo. Me he comprado todos sus álbumes, toda su mercancía y mi habitación está llena de sus posters.
Hoy es su gira de despedida, por lo cual, no puedo perderme un autógrafo. Son las 08:00 y yo ya estoy en el estadio, como todos los conciertos, voy con una polera que tiene su logo estampada y un cartel que dice “eres mi ídolo”. Una vez terminado el concierto, voy corriendo a pedirle un autógrafo, empujo a todos los que estaban en la fila, llego a él y me dice: - ¿Tienes lápiz? -. Busco en mi bolsillo, no encuentro nada, le grito: - ¡Espérame aquí! -. Pero me responde: -Hay más gente. Lo comienzo a sacudir mientras grito: ¡ESTA ES MI ÚLTIMA OPORTUNIDAD! ¡NO TE LO PERMITIRÉ! Los guardias me agarran y me llevan fuera del estadio. Gritos y forcejeos… tristeza.
Cuando llego a casa quito todos los posters, rompo todas las poleras y los discos. Grito y lloro como nunca.
Me digo a mí mismo: -tengo que vengarme-.
Agarro un cuchillo de la cocina, mi corazón late fuertemente. Tomo un taxi, de un horrible amarillo gastado. –Al hotel 32-, dije.  Llego y me meto por la ventana a la habitación, veo un clóset en el que me escondo a esperar que llegue.
Fin.

Primer lugar:
Simón Pacheco, El secreto

“¡No puedo más!”– dije llorando y acurrucado- “¡No puedo más! ¡Pero no puedo, por ella, tengo que guardarlo! -a comer-, dijo mi esposa. –Me sacó de mi sufrimiento. Como siempre, es la única que me mantiene con cordura y a veces hasta con vida. Tiene 73 años, estamos juntos desde que tengo 26 y como dije antes, es lo único que me mantiene con cordura. Ella vino, me vio, me abrazó mientras me calmaba -tranquilo, si es tan importante dímelo, no va a pasar nada- me dijo, pero no puedo.
Las campanas sonaban, las personas hablaban, reían, algunos comían, yo, estaba bailando el típico vals con mi reciente esposa, mis amigos y familiares me miraban bailar. Todo era feliz, pero lo bueno dura poco. Sin siquiera darme cuenta alguien cayó desplomado al suelo, ese alguien era yo. Veía a mi esposa gritando, mis padres llorando y mis amigos intentando despertarme, pero era inútil, sentía cómo me estaba alejando del piso lentamente. De la nada todo se puso negro, se veía un aura roja, había un ser. Este alguien, me miró, se acercó mucho a mí y le pregunté- ¿Quién eres? -me respondió- Soy la muerte, llegó tu hora-. Me puse a llorar, le imploré piedad: - por favor, estoy en mi boda-, hubo un silencio, me propuso algo que acepté sin pensar muy bien. Ella me dijo todos los grandes secretos: cómo se termina el mundo, cómo mueren mis papás, mis amigos, el mundo y yo, pero si le decía a alguien, cualquier persona moriría mi esposa, la persona que más amaba y amo en el mundo.
Hoy después de tanto tiempo, ya no aguanto más.
Fin.


martes, 4 de junio de 2019

CONCURSO LITERARIO ETIEVAN, CATEGORÍA ENSEÑANZA MEDIA. SUBCATEGORIA NARRATIVA 2019


2 primeros lugares también:
"BAJO EL MEDIO DÍA NO SE CRUZAN MIRADAS" de Andreu Lechuga IV
"Recuerdo de un domingo" Isidora Henriquez I medio


"BAJO EL MEDIO DÍA NO SE CRUZAN MIRADAS"

Bajo el mediodía no se cruzan miradas, en la calle principal frente al correo o dentro de la cafetería, especialmente en la cafetería. Hay personas caminando, siempre las hay, no podría no haberlas pero algo tienen, algo taciturno, un aura pegajosa que ennegrece la calle y las paredes y las esquinas y las botas de cada uno de nosotros. Hay un hombre, es mi padre, esta caminando, o estaba, pero mas parece sentado, quieto frente a una banca, anclado. Observa y piensa al respecto, se toca la nariz, el lóbulo y la nariz de nuevo alternando manos y se detiene como si estuviera prohibido, como si acabase de recordarlo. Lo veo toser e incomodarse, no le agrada recordar. Percata un vacío en su frente, al frente la calle o mas bien la vereda y en noventa grados la banca, vacía también. Piensa en sentarse, se le ve que piensa pero no, en cambio camina sin pensar en caminar porque piensa en nada, porque la nada llena ese espacio vacío en su cabeza mejor que cualquier cosa. 
Pero ya no se camina como antes, cada paso es una lucha por despegar el anterior de un río que fluye somnoliento, disonante y pegajoso, que crece y pinta negrura el semáforo, la esquina y mi bota, y mi otra bota que pinta la vereda y la banca a un costado que ya no esta vacía porque yo me he sentado. "Pobre de mi" pensaría papá si me viera sentado ahí llorar, observándome dar un paso y otro y otro hacia adelante, solo adelante, lejos de ahí. Bien sabe mi padre, seguro el entenderá, que la reiteración ayuda a mantener la cabeza rebosante de nada y mariposas, esos espacios que suelen quedar vacíos por inacción, espantando los engaños de los sueños o de solo uno, el único que realmente importa, uno de indeseable lucidez. Ahora la esquina la ocupa otro hombre, es otra esquina, donde se levanta la cafetería. Es mi hermano que desde una mesa junto a la ventana observa el semáforo, donde permanezco yo, entre el descanso y la espera, esperando por un café que llega al instante. Todo permanece, es todo negro ya, todo pegajoso y el sol inclina su cabeza lo suficiente como para que mi sombra cubra la perilla de la oficina de correos, a pesar de la altura que me confiere la banca. La gente camina y espera en las esquinas, esperan parados. Sentado donde está, mi padre se toca la nariz y gira la cabeza, quizá demasiado, observando el vapor que se escapa por la ventana abierta de la cocina. Solo la inercia lo sostiene erguido pero se evanece al contacto con la intemperie, al igual que el vapor de la cafetera, al igual que él mismo. 
Afuera, el pavimento ha desaparecido bajo el caudal que es ahora, que corre violento calle abajo, uniformando todo en un solo lienzo azabache; y yo me sostengo en la ultima orilla segura, entre vagabundos y piedras de río, parado frente a la cafetería, entendiendo la puerta que me enfrenta y el olvido que la rodea, entendiendo los paisajes incoherentemente convencionales que contienen las ventanas, de conversaciones mudas y miradas desentendidas, unilaterales. Afuera ya no existen las esquinas, las bancas o las luces del semáforo. Se escucha una risa en una mesa al fondo y se cae un plato. Así permanecerán para siempre, entre movimientos despojados de sentido, en el retorno perpetuo, entre tazas vacías y el polvo de las cortinas porque afuera no queda nada, nadie que devuelva una mirada. Por la eternidad suspendida o hasta que alguien abra la puerta, para ver, quizá, el sol que se oculta a la vuelta de la esquina.


Recuerdo de un Domingo

El perro murió un domingo. O tal vez un sábado en la noche, me da igual. El domingo en la mañana estaba muerto. Salía espuma de su boca y sus ojos tenían un color turbio que nunca habían tenido. Sus patas inmóviles y su pelaje sucio y mugriento, lleno de pelones y mechones blanquecinos.
Pensé en su olor y qué estaría ocurriendo dentro del animal. ¿Se comerían sus órganos los insectos sin dejar mas que los huesos, que se convertirían en madera putrefacta y hedionda? Huesos, madera, el perro muerto, su olor húmedo y pesado recorriendo mi patio.
No enterré al perro. No había sido mi culpa que comiera veneno para ratas, había sido él y ahora el estúpido estaba muerto y no podía hacerse cargo de su cuerpo muerto y mal oliente. Se lo tiré al vecino por la muralla que separaba ambas casas. A él no le importaría, nunca salía al patio.
Me permití un suspiro mientras olvidaba a mi viejo perro muerto y pensaba en helado de frutilla.



2°lugar: "Sin título" Iván Ceballos II°

Sin título

Se encontró de pronto ahí. - ¿pero aquí donde? - se preguntaba. No tenía la más mínima idea o conocimiento de quien era, como se encontraba allí, ni que era aquel extraño lugar. Necesitaba respuestas así que comenzó a buscarlas, iniciando un viaje por aquel extraño e inhóspito lugar. - ¿pero a dónde ir? - Había muchos senderos para elegir. Finalmente se decidió por el sendero que parecía conducir a una selva, con árboles y arbustos enredados. No sabía bien porque lo escogió, simplemente algo lo atraía, así que empezó a caminar, en busca de algo o alguien que le ayude.
En aquel sendero encontró ruinas de chozas y campamentos, empolvados por el tiempo. –debió haber personas aquí- pensó - ¿pero hace cuánto? -. El lugar era solitario, desolador. Siguió caminando, pero no había señales de vida, solo el crujir de las ramas.
Encontró de pronto una bifurcación, otro sendero secundario que provenía del principal. Decidió por tomarlo. Pensó que si seguía, el sendero sería igual, que solo habrían ruinas, ninguna forma de vida.
Fue avanzando, pero no veía a nadie. - ¿debería devolverme y tomar el otro camino? -. Dudaba, sin embargo decidió continuar, no volver atrás.
Para su sorpresa, al llegar al final del camino, se encontró nuevamente en el lugar donde había empezado. Pero había cambiado algo, faltaban caminos; era como si algo se los hubiera llevado, como si nunca hubieran existido.
Tomo nuevamente el camino que conducía a la solitaria selva, pensando que habría encontrado a alguien si no se hubiera desviado.
El camino era el mismo, el paisaje no había cambiado, era el que había tomado en un principio, por lo que ahora él no tenía ni la menor duda de que aquel lugar en donde comenzaban todos los caminos, era el de un principio, que no se había equivocado y sí, habían desaparecido muchos de ellos.
Llego a la bifurcación y siguió por el camino principal; pero mientras avanzaba, fue invadido por una sensación de peligro. Miro hacia atrás. El camino se estaba desvaneciendo, como la luz al apagar una lámpara. Empezó a correr, pero se dio cuenta de que sus esfuerzos eran en vano al ver que delante suyo el camino se esfumaba también. Ahí entonces, en un último respiro, supo que él y ese extraño y monótono lugar no era más que un pensamiento, uno enredado como aquellos senderos, uno que poco a poco fue desapareciendo. 

CONCURSO LITERARIO ETIEVAN, CATEGORÍA ENSEÑANZA MEDIA, SUBCATEGORÍA LÍRICA 2019


2 PRIMEROS LUGARES: "Corre porque así empieza" de Danae Morales III medio y "sin título" Colomba Ugarte IV

Corre porque así empieza

Corre porque así empieza,
Porque así las líneas siguen su curso y no miran al sentenciado en fuga
que recorre en círculos el pasaje escrito.
Entre tanto las hojas cubren su vista
lo acarician entre susurros incapaces
siente oscuridad en cada párpadeo
 los pasillos se cruzan como espejos enlazados,
 lo encandilan en un solo segundo
que pasa y se clava en sus brazos.

Ahora lo acompaña un enfermo
muerto entre luces que afectan el juicio,
Los arañazos llegan vacíos a su rostro,
Ya no enseña sus ojos
No puede ver su sombra.


Sin título

Primero me arranqué la sonrisa,
luego detoné la lluvia que cristalizó y en ella volví a verme reflejada -la misma mierda-
Soy el último brote de árbol maldito,
la frustración de todos los sueños que no pudieron cumplir, y que ahora yacen en mí,
por eso no tengo los míos propios.
Soy explosiva porque soy la venganza acumulada que se guardaron,
sumisos, pecadores, reprimidos… ¡Puta genealogía manchada!

Ahora en el agua, agua turbia, me reflejo y observo a los ahogados, que por ahogar sus palabras, me ahogaron a mi.




2° lugar: "Nota a la autodestrucción" de Martín Rosas IV medio

Nota a la autodestrucción

Mientras nos ahorcábamos con nuestras propias manos
Replanteándonos el uso del cuerpo,
Repensando nuestra relación con los pavimentos de manera revolucionaria,
Cuestionándonos el uno al otro para transformarnos en víctimas, 
Nada perdimos.
¿Hicimos bien en no ceder ante las presiones de la realidad?
¿En no usurpar los límites de la imaginación?
¿En abrazar nuestra sincera impotencia?
¿En confundir nuestras memorias?
¡Ignoremos esto!
Pues ¿Qué es el entendimiento en nuestros actos?
¿Placer?
¿Obsesión?
¿Un montón de aberrantes fábulas?
Nada.
Fue una hermosa experiencia,
Hermoso cuento, hermosa historia
Que divino pánico me sigue generando
Tu acto de crueldad casi necesaria
Donde comienza nuestra historia y esta nota.




NO HAY TERCER LUGAR

miércoles, 28 de noviembre de 2018

PREMIADOS CATEGORIA NARRATIVA y LIRICA 2018 - Ens. Media


CATEGORÍA EDUCACIÓN MEDIA
SUBCATEGORÍA LÍRICA
3 LUGAR: COLOMBA UGARTE, III
“Maldestinado”

Huellas… debo salir de aquí.
Se rasca
vuelve,
aletea.

Déjame
no juegues conmigo
si vuelves, no vuelvas
Si te vas no te vayas.

Está que llueve
déjala caer sobre ti
limpia tus maldestinados hábitos
limpia tu vida llena de ellos.

Maldestinado encuentro
vete, vuelve
cuando las huellas se deformen
ese es tu destino.

2 LUGAR: CLEMENTE WACQUEZ, IV
“Ácaros”
Epilepsia esquelética, mu hundo en la cama
El palacio de los ácaros
Sueños encapsulados como remedio en la caspa
Calman las incesantes patitas burguesas.

Me dicen que me quieren armar de nuevo, que me hicieron mal, que ahora lo harán bien, lo juran.

¿Qué puedo decir?

Adictos de mis propios pensamientos hechos por ellos ¡no conseguirán nada de mí que en verdad es de ellos!

Aquí termino
No puedo hacer nada al respecto
Solo me queda superar que ellos son más yo que yo mismo.



1 LUGAR (EMPATE) ANDREU LECHUGA III
Enjaulado el pájaro, cliché de la vida. Ave que muere, ave que vuela libre y permanece sola ahí, domestica, entre barrotes de algodón; Porque ¿de qué más van a ser? No seas ingenuo pajarito, que tu vida nos es más que esto, y no dejes que nadie te diga lo contrario. No escuches las voces, escucha mi consejo, o saldrás herido. El cautiverio es casa y en casa se te quiere ¿Me escuchas? te queremos ¿Por qué habrías que irte entonces? Escóndete en tu casita de paja, donde conoces las paredes ¿Y porque? Por que eres amado ¿porque? Pues por que salir no vale la pena. Acurrúcate en tus ropajes, pajarito y no dejes entrar el sol. Olvida al mundo que daño te hace y vuela lejos. De aquí y de ti. Hazlo por miedo y por angustia, deja que la desesperación te levante y te lleve y olvida la pena que al suelo te ancla. Oh pájaro, no necesitas el viento ni las nubes, la vida es adentro, confinado, donde nada pueda tocarte. Pulcro. Encerrado en aquel lugar, privado de la interacción, entre los barrotes que tú mismo levantaste ¿Qué razón hay para quejarse? ¿qué hay que lamentar? Si esta fue tu decisión ¿no recuerdas? Afuera ya no hay nada más para ti. Tu les diste tu alas y nadie las recibió. Recuerda pajarito. Ahora no te muevas, permanece quieto, herido donde te dejaron, y deja entrar los pensamientos en tu cama de plumas carmesí, la decepción y la impotencia, la tristeza, el desprecio y la pena, deja ir la ira y descansa. Descansa por fin pajarito, escapa y recuéstate, acurrúcate en la esquina donde conoces bien las paredes, que la salida no esta afuera, sino adentro

1 LUGAR (EMPATE) MARTIN ROSAS III
Igual que ellos

Recuerdo cuando te prendiste fuego
Esquivando lo impuesto y afrontando tu identidad oculta en las cenizas de tu cuerpo
Nuestros padres nos miraban desde lejos
Sus ojos a medio cerrar,
Saturaban sus cabezas de imágenes deformadas
Seguían deseando hacernos a su semejanza

Creímos haber sido auténticos
Al igual que ellos
Sombras color oro 
Junto a nuestros padres, nos alcanzan
Nunca encontramos la felicidad que vendimos
Y mientras todo se esfumaba, tus restos marcaban un antiguo fragmento

Caímos en lo mismo
Al igual que ellos
Transformamos imposiciones en vida
Ya no quedaba más que habitar el subsuelo,
Bajo los escombros de nuestro propio disfraz obligatorio.
Pretendiendo
Disimulando
Lamento de lo que hemos creado.

Al igual que ellos
¿Recuerdas cuando me prendí fuego?

CATEGORÍA EDUCACIÓN MEDIA
SUBCATEGORÍA NARRATIVA
3 LUGAR LUCIEN BANDET
“CARTAS” (FRAGMENTO)
15 años
No puedo creer que no hayas sido capaz de contarme la verdadera razón de por qué he tenido que vivir tantos años separado de mi madre. Me sorprende y me defrauda enterarme del motivo de su ausencia. Realmente me decepciona tu incapacidad de decirme la verdad. Y también me doy cuenta del país en que vivimos.
Esteban. 
19 años
Querido padre
Acabo de llegar a Sydney, me recibieron muy cálidamente. Nunca pensé que un lugar pudiera ser tan pacífico.
 La ciudad tiene muchas cosas increíbles, pero lo que más me llamó la atención, fue la tranquilidad de las personas. Viven felices y sin miedo.
Al ver todo esto quedé impactado; no creí que existiera un lugar sin ese peligro inminente que llamamos militares.
Ahora que veo esto, comprendo tus razones para no haberme contado la verdad sobre mi madre y te agradezco; habría sido un choque muy fuerte saberlo a tan corta edad.
Espero aprender mucho y pasarlo muy bien durante mi estadía, siento que se me abren las puertas del éxito.
Con cariño
Esteban.



2 LUGAR AMALIA LOPEZ Y ALVARO URRUTIA
“Sin título”
Miró en la casa abandonada y en el patio parada estaba aquella que había sido alguna vez la única entre miles.

1 LUGAR DANAE MORALES II
Perduró el silencio, 600 o más, tal vez menos, pero todos avanzaban. Con las manos atadas se acostumbraron a sentir la tierra.
Y siguieron, y siguieron, y siguieron.
Se acostumbraron a sentir el frío, en sus rostros y en sus cuerpos.
Caminaban apegados los unos a los otros, olvidando el objetivo de eso. Solo avanzaban, porque eso hacían todos, porque eso debían hacer. Al llegar al puente solo algunos saltaron, otros observaron, Pero los últimos siguieron. Solo siguieron.

jueves, 2 de agosto de 2018

PREMIADOS CATEGORIA NARRATIVA y LIRICA 2018 - Ens. Básica


Café y pistolas – Carlos Cuevas
Primer lugar
Quinto básico

Era de noche, no podía dormir, me puse a pensar…
Creo que tomé mucho café
A la mañana siguiente me desperté… o sea, no, en verdad no pude dormir así que solo me levanté de mi cama, bajé las escaleras, fui a la cocina y volví a hacerme un café, un hermoso café.
Me puse mi chaqueta y partí a buscar a un amigo, Andrés, es un buen sujeto. Entré a mi auto, un Lamborghini –obvio-, bueno, basta de bromas. Iba en el auto hacia la casa de Andrés. Llego. Toco la puerta. Escucho que una voz muy peculiar me abre, me apunta con un extraño objeto… ¿Era él? No, no era mi amigo, sino alguien con quien había soñado. En mis sueños, lo escuchaba decir: “la vida es una cuerda, la vida es una cuerda” …Ahora, con ese mismo tono de voz, me dice: “la cuerda se rompió”, jala el gatillo y respiro por última vez. Digo adiós.


No hay monstruos permitidos –Gabriel Martínez
Segundo lugar
Quinto básico

Es de noche, mis papás están de viaje y yo acá en mi pieza. Escucho ruidos en mi clóset. Camino a él. Lo abro. No hay nada. Me voy lentamente, pero, de repente, una mano me agarra. Me mete en el clóset. Algo pone sobre mi rostro y después me mete a un auto donde me duermo. No siento nada. Es como si volara, no vuelvo a despertar. Puedo ver mi cuerpo, sigue dormido, pero yo estoy acá…flotando. Puedo atravesar todo, pero no puedo hablar, solo pienso y pienso, hasta que veo al hombre que me agarró. Su rostro está cubierto con una capucha, no se ve chistoso, maneja el auto, debería ser un monstruo, o si no, ¿por qué andaría tapado? No lo sé, pero no me gustan mucho los monstruos, creo que son feos y malos. Este me cae horrible.
Pasan unos segundos, me pongo a pensar. Se me ocurre algo que me da mucho mido decir, podría ser que este monstruo me mató. Sé que es tonto, pero es lo más probables. A estas alturas creo que es cierto.


El fuego –Amalia Sasso
Tercer lugar
Quinto básico

El fuego es algo que quema
Y no puede parar de brillar
Lo miras y tus ojos no pueden más,
Es fuerte y sus colores pueden cambiar
En el fondo el fuego es vida o más.

Él es fuerte,
Hartas cosas puede lograr,
Tiene un gran carácter
Y una larga vida
Hasta que alguien lo logra apagar.

Él dura mucho, pero puede no estar,
Cuando se acaba la fiesta
Nadie lo puede salvar
Y se va solo para no regresar.



Las personas son lo mimos que las flores –Rafaela Vásquez
Sexto básico
Mención honrosa

Por qué el sol cuando
No aparece
Las flores no se abren,
Por qué el amor
Cuando no aparecen
Las personas no se expresan.

Las flores vienen de una semilla,
Las personas vienen de una semilla,
Esa semilla es una (criatura)
Muy especial que nos da la vida.

Las flores crecen,
Las personas crecen,
Las flores necesitan
Cuidado,
Amor,
Atención.
Al igual que las personas,
Las flores están llenas
De colores.  


martes, 22 de mayo de 2018

PREMIADOS CATEGORIA NARRATIVA y LIRICA 2018 - Ens. Media



CATEGORIA NARRATIVA


  • "Cartas" Lucien Bandet II medio. 3 lugar narrativa
  • "Sin título" Amalia Lopez y Álvaro Urrutia IV medio. 2 lugar narrativa
  • "Perduró el silencio" Danae Morales II medio. 1 lugar



CATEGORIA LIRICA

  • "Huellas" Colomba Ugarte III medio. 3 lugar lírica
  • "Ácaros" Clemente Wacquez IV medio. 2 lugar lírica
  • Empate:
   - "Igual que ellos" Martín Rosas III medio. 1 lugar
   - "Enjaulado el pájaro" Andreu Lechuga III medio




"Perduró el silencio"

Perduró el silencio, 600 o más, tal vez menos, pero todos avanzaban. Con las manos atadas se acostumbrados a sentir la tierra.
Y siguieron, y siguieron, y siguieron.
Se acostumbraron a sentir el frío, en sus rostros y en sus cuerpos.
Caminaban apegados los unos a los otros, olvidando el objetivo de eso. Solo avanzaban, porque eso hacían todos, porque eso debían hacer. Al llegar al puente solo algunos saltaron, otros observaron, Pero los últimos siguieron. Solo siguieron.

Danae Morales, II° medio




"Cartas"

4 años
Qerido abuelo oy fui a la casa de mi tia y hisimos muchas cosas y lo pase mui bien y despues comimos una comida qe es de japon y no me gusto porqe tenia savor a nada. Despues nos volvimos a la casa y en el camino nos pararon unos ceñores con ropa verde y tenian pistolas como en las peliculas y invitaron a mi mama a su casa a jugar y no me dejaron ir con eyos.
Chao abuelo
Esteban.

10 años
Hola papá ¿ cómo te ha ido en Buenos Aires ?
Te hecho de menos en la casa.
Ayer vinieron los señores policías de visita y la María estaba como asustada ¿ que raro, no ? Yo estaba tranquilo porque sé que ellos nos protegen y nos cuidan. Después de un rato se fueron.
 También hecho de menos a la mamá, pero bueno, ella fue la que quiso irse a otro país a trabajar. Siempre me pregunto por qué nunca nos escribe, siendo que tu me enseñaste que escribir es tan importante.
Al Javier no le parece tan raro como a mí, pero deben ser cosas de hermano grande, o tal vez es por insensible. En fin, espero que vuelvas pronto.
Esteban.

15 años
No puedo creer que no hayas sido capaz de contarme la verdadera razón de por qué he tenido que vivir tantos años separado de mi madre. Me sorprende y me defrauda enterarme del motivo de su ausencia. Realmente me decepciona tu incapacidad de decirme la verdad. Y también me doy cuenta del país en que vivimos.
Esteban. 


19 años
Querido padre
Acabo de llegar a Sydney, me recibieron muy cálidamente. Nunca pensé que un lugar pudiera ser tan pacífico.
 La ciudad tiene muchas cosas increíbles, pero lo que más me llamó la atención, fue la tranquilidad de las personas. Viven felices y sin miedo.
Al ver todo esto quedé impactado; no creí que existiera un lugar sin ese peligro inminente que llamamos militares.
Ahora que veo esto, comprendo tus razones para no haberme contado la verdad sobre mi madre y te agradezco; habría sido un choque muy fuerte saberlo a tan corta edad.
Espero aprender mucho y pasarlo muy bien durante mi estadía, siento que se me abren las puertas del éxito.
Con cariño
Esteban.

30 años
Estimada profesora
José no podrá asistir hoy a clases. Esto, debido a que decidió asistir a la marcha ciudadana a realizarse a partir de las 10:00.
Agradecería le facilite el material visto el día de hoy.
Atentamente
Esteban Figueroa.

56 años
Mi querida hija
Estoy seguro de que te estarás preguntando a qué lugar nos fuimos de viaje tu madre y yo.
La respuesta es simple, no estamos a más de 50 km tuyo.
Ahora te preguntarás por qué, bueno, nos hemos estado escondiendo para protegerte, ya que existen fuerzas en este país que, aunque no lo creas, quieren hacerte daño, y a todos.
Esta fuerza son los militares, que, a las órdenes del Jefe, eliminan a todo aquel que piense diferente, entre ellos, nuestra familia.
Sé que esto te pueda causar temor, o incluso terror, pero pensamos que es mejor hacerte saber, porque la falta de diálogo ya nos costó a tu hermano y antes de él, a mi propia madre.
Te amamos
Tus padres, Esteban y Victoria.

59 años
Hola !
Hoy fue un día muy particular, ya que recibimos la visita de los carabineros. No fue lo que esperábamos; se mostraron muy amigables y cordiales. Mi primera impresión fue que estaban ocultando algo, pero luego desvié la conversación hacia la política para salir de mis dudas. Respetaron mi punto de vista en todo momento.
Después de tantos años odiándolos me doy cuenta de que no son lo que durante todo este tiempo he afirmado sobre ellos. También pienso que todo el sufrimiento que esta familia ha soportado pudo haber sido por un punto de vista equivocado.
Espero que dejemos atrás todo desacuerdo con el sistema.
Esteban.


70 años
Querido nieto
El día de hoy vas a conocer la historia de dos miembros de tu familia que nadaron contra la corriente y pagaron con sus vidas.
Una de ellos fue tu bisabuela, mi madre. El otro fue tu tío, mi primer hijo.
Pertenecen al enorme grupo de gente que tomó malos senderos en la vida: ellos se opusieron al Jefe.
La pregunta es ¿ por qué si varios de nosotros también lo hicimos en algún momento, seguimos vivos ?
Es porque recapacitamos y nos dimos cuenta de la sabiduría y perspicacia, sobre las que este sistema se construyó.
En mis años de locura, yo también tuve la descabellada idea de una sociedad sin personas que oprimieran al resto, pero logré encontrar el buen camino hacia la idea de que es distinto oprimir a proteger.
Dicho esto, espero que sepas tomar buenas decisiones, porque todos sabemos que aquellos que cuidan la paz en nuestro país, tienen la razón.
Con mis mejores deseos
Tu abuelo Esteban

Lucien Bandet II° medio

martes, 16 de mayo de 2017

PREMIADOS CATEGORIA NARRATIVA 2017 - Ens. Básica

Isidora Henríquez
Séptimo básico
"Sin título"



Eran las 2:56 de la mañana.
No se oía nada excepto el crujido de unas botas mojadas, las botas de Marianne
Acababa de ir a dejar a su mejor amiga a su casa borracha solo porque la irresponsable había bebido más de lo que debía y había intentado saltar de una silla a otra bailando.
No podía creer lo irresponsable que era.
Marianne caminó por un callejón oscuro que, según su celular, era un atajo hacia su casa.
El callejón en verdad daba miedo. Era digno de una película de horror.
“Esta sería la parte en la que el asesino viene y me mata” pensó Marianne tomando su celular para ver si había otro camino que no le diera tanto. Lamentablemente su celular estaba muerto, sin batería por lo que debía seguir con esa ruta.
Tomó un desvío hacia la izquierda y se topó con el edificio que estaba a tres cuadras de su apartamento. Entonces escuchó los pasos.
Primero eran inteligibles, pero luego Marianne los escuchó con más claridad. Pasos de una persona, corrían detrás de ella.
Marianne apresuró el paso pensando que la iban a asaltar, pero su perseguidor pareció darse cuenta y empezó a correr tras ella. Lo que antes Marianne no había escuchado, ahora era inevitable que lo oyera.
Marianne corrió como si de eso su vida dependiera -lo cual era probable-. Corrió sin detenerse hasta llegar a su edificio. Entró en la recepción y, sorpresa, el portero no estaba. Marianne asustada corrió hacia el ascensor y apretó frenéticamente el botón hasta que se dio cuenta de que solo perdía tiempo. Las escaleras no se demoraban, solo cansaban mucho.
Subió los cinco pisos hasta llegar al departamento 578B. Sacó apresuradamente las llaves de su bolso cuando la luz súbitamente se apagó.
Marianne se dio vuelta asustada y se encontró cara a cara con un personaje extraño. Vestía una chaqueta oscura con la que no se le veía la cara
Ahí estaba él.
Su perseguidor.
Su asesino.
Marianne gritó cuando él se acercó hacia ella con malas intenciones. Entonces… Marianne despertó.
—Marianne por favor cálmate, solo era una pesadilla —decía su madre.
— ¿Qué? —Dijo Marianne con voz temblorosa — ¿Qué paso, dónde estoy?
Su madre se cruzó de brazos y le contestó algo enojada.
—Hasta donde yo sé estas en casa y tuviste una pesadilla, te pusiste a gritar como una loca y estoy segura que despertaste a la mitad del edificio.
—Entonces ¿no moriré? ¿No me van a secuestrar? —preguntó Marianne con voz ligera.
—Creo que no —contesto su madre—. Ahora necesito que vengas, los nuevos vecinos vinieron a presentarse y se alarmaron con tu griterío.
  —Ah, claro, déjame vestirme y voy —dijo Marianne poniéndose un chaleco encima de su pijama.
Marianne caminó hacia el comedor donde estaban sus nuevos vecinos cuando lo vio.
Estaba en la mesa conversando con su mamá, como si fueran amigos de toda la vida.

Pero no era un chico, era una chica que la saludó con efusividad, aunque en sus ojos había un dejo de maldad.